sábado, 25 de junio de 2011

Y la música corre por cada esquina...

Es curioso que la primera entrada relacionada con el cine en este blog no sea acerca de una película en sí, sino de una serie. La actual situación que se vive en el mundo cinematográfico y en el mundo de las series de televisión, debe hacer que nos preguntemos donde está límite entre ambos y si no sería necesario redefinir los términos. 

Siempre ha existido una total desigualdad entre las películas de gran calidad y las mediocres. Siempre hubo más de estas últimas. Lo que no hubo nunca en otro tiempo fueron series que compitieran directamente con las mejores películas. Esto no nos debe hacer olvidar que, como en todo lo demás, es necesario seleccionar y andar con pies de plomo, ya que la mediocridad es universal a todos los campos artísticos.

En la lucha por escapar de esa mediocridad se sitúa, por encima de todas las demás, una cadena norteamericana: HBO. Sentarse a ver algunas de sus series, es poder volver a tener las sensaciones que, normalmente, ya no tenemos en una sala de cine. Entre los personajes que han revolucionado esta forma de ver cine en pequeño formato se encuentra David Simon. Responsable de series como The Corner, The Wire (para muchos la mejor serie de la historia), Generation Kill, o la que nos ocupa actualmente: Treme.

Gracias a esta última, nos trasladamos al Nueva Orleans post Katrina. Actualmente en su segunda temporada, nos ofrece la visión de esa gran ciudad y del esfuerzo de su población por salir adelante después de un desastre natural y de sus terribles consecuencias. Más allá de la vergonzosa intervención realizada por la entonces administración de George W. Bush, los habitantes intentan reconstruir su presente más inmediato (tanto a nivel material como personal) para que vuelva a relucir la que, para muchos, es la ciudad con la mayor vida cultural de Norteamérica.

Al igual que en The Wire (en aquel caso la ciudad era Baltimore), podemos ver un lado desconocido de la primera potencia mundial. Un lado que no siempre esconde aspectos positivos y que se aleja, irremediablemente, del tan manoseado sueño americano.

A través de la música, de la comida, de sus personajes, de sus historias...nos trasladamos y disfrutamos con cada nota, con cada frase, con cada gesto. Porque el buen cine es eso, evasión.

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